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Historia

"Su posición en la montaña central asturiana y la cuenca del Caudal ha determinado las características de este concejo a lo largo de la historia "

A pesar de que se han encontrado materiales líticos atribuibles a la cultura musteriense del paleolítico medio, hay que remontarse al neolítico y a las primeras etapas de la edad de los metales para encontrar datos y vestigios que indiquen una presencia humana continuada en el concejo. En particular, los de mayor valor corresponden a unas minas de cobre,  de la Edad de Bronce II.

" Todo un tesoro de la minería metalífera de la Península Ibérica que se halla en la vertiente este de la Sierra del Aramo, cerca de la aldea de Llamo "

En 1888 fue Van Straalen, un ingeniero de la fábrica de Mieres, quien de forma accidental descubrió la existencia de esta antigua explotación, de  aproximadamente 15.000 m3, distribuidos por una extensa red de galerías y pozos. El análisis de los vestigios encontrados (esqueletos humanos, mazos de piedra, teas, bateas de madera, crisoles, etc...) han permitido datar la explotación en torno al siglo II a.C.  La existencia de restos humanos hace suponer que tras las actividades extractivas el lugar tuvo usos funerarios.


Debido a la presencia de varios castros en el concejo, el de la Pera'l Colleu, en Rioseco, y el  pico Castiello, en El Collao, se cree que Riosa fue habitada por el pueblo prerrománico pésico.  En este último se encontró un ara romana  al parecer consagrada al dios indígena Reo Pecio Parameco. Las inscripciones de algunas lápidas y las influencias en la toponimia local muestran la activa participación romana en la zona.

Las primeras referencias escritas alusivas al concejo aparecen en el Altomedievo.  Por aquel entonces,  con fecha de 857,  hay noticia de la donación  del valle por parte de Ordoño I a San Salvador aunque al parecer existen dudas bastante fundamentadas sobre la autenticidad de este documento.

Sea como fuere el valle aparece como un dominio feudal de la Iglesia de Oviedo, pertenencia que se mantuvo durante varios siglos.


A raíz de la desamortización de bienes eclesiásticos efectuada durante el reinado de Felipe II, y pese al interés de la capital asturiana por adquirir las tierras de Riosa, son los vecinos del lugar, con fecha de 17 de diciembre de 1579, los que finalmente compran este territorio. De esta forma  Riosa, a excepción de Llamo, se constituye en un concejo autónomo sometido a la jurisdicción ordinaria.

Se inició así una nueva etapa, con la localidad de Felguera como capital del concejo. No fue hasta mediados del S.XIX cuando soplaron nuevos aires para el concejo con el inicio de las explotaciones carboníferas. La necesidad de abastecer la fábrica de Armas instalada en Trubia provocó que en 1846 se comenzase a extraer la riqueza carbonífera del valle del río Llamo. Es Hulleras de Riosa quien lo hace inicialmente, hasta que más tarde la construcción del ferrocarril de la cuenca langreana  provocó que el carbón de Riosa dejase de ser rentable, lo que dejó al margen de las principales vías de distribución.

En 1880 Felguera deja de ser capital del concejo en favor de La Vega, capitalidad que se ha mantenido hasta la actualidad.

Con la minería penetraron en el concejo las ideas revolucionarias propias del movimiento obrero. En 1933 el Partido Socialista gana las elecciones municipales, a pesar de la supremacía de la derecha a nivel nacional.

Riosa tuvo en la Revolución asturiana de octubre de 1934  una activa participación. El cuartel de la Guardia Civil fue tomado por los revolucionarios. Al año siguiente, sofocado el proyecto revolucionario y en un ambiente de dura represión se ejecutaron operaciones militares de tiro real en términos del concejo, dirigidas por el coronel Aranda en unión de los generales Franco, Fanjul, el ministro de la guerra Gil Robles y A. Velarde, gobernador civil de Asturias. Participaron más de 3000 hombres en dichas maniobras.


En las elecciones de febrero de 1936 los vecinos de Riosa apoyaron de forma rotunda al Frente Popular, una gran coalición de partidos de izquierda que agrupaba a republicanos y socialistas.  Los habitantes de este concejo se mantuvieron fieles a este bando durante la guerra civil, hasta que en octubre de 1937 cayó en manos nacionales todo el frente asturiano.

Municipio de enclave republicano, vivió una posguerra dura, marcada por una fuerte represión. Con la instauración de la dictadura franquista las cuencas mineras vivieron importantes cambios en todos los órdenes. Se intensificó la actividad minera, y en 1952 Ensidesa se hace con las concesiones de la Sociedad Hullera de Riosa. En la década de los sesenta se abre el pozo Monsacro,  en el límite entre Riosa y Morcín, cuyo desarrollo influirá notablemente en ambos concejos.


 

 

Periodo democrático.

Las primeras elecciones democráticas, de junio del año 1977, dieron el gobierno municipal al Partido Socialista Obrero Español; que llevó las riendas del Ayuntamiento hasta el año 2015, legislatura en la que Izquierda Unida ganó las elecciones municipales.

La crisis de la minería en Asturias afectó al concejo de Riosa que no pudo evitar una continua pérdida de puestos de trabajo. A pesar de todo, actualmente se mantiene la actividad minera en el Pozo Monsacro y se prevé que en el futuro pueda seguir manteniendo cierta actividad siempre combinada con otras actividades como la ganadería y el gran aumento de la actividad turistica.

Una página importante de la historia de Riosa se ha escrito en relación al ciclismo. La inclusión del Angliru, puerto de la Sierra del Aramo de una dureza espectacular,  en varias ediciones de la Vuelta Ciclista a España, la primera en 1999,  han dado a conocer el nombre de Riosa a nivel no sólo nacional sino también internacional. El Angliru se ha convertido en el emblema de este municipio. En la ruta de ascenso destaca, de forma especial, la rampa de la Cueña Les Cabres, una pendiente con un 23,5% de inclinación. En cuanto se retiran las nieves de la Sierra son numerosos los ciclistas que acuden a este escenario natural para medirse con la montaña.

La declaración de la Sierra del Aramo como Espacio Protegido y la fama que ha adquirido el Angliru como escenario deportivo del ciclismo internacional, están propiciado también el despegue de iniciativas de turismo rural y de ocio en la zona.

 


Foto cedida por José Angel Viejo Cabo